Cuadros Pequeños

Sunday, April 23, 2006

ROSTRO pensativo

Cara 1





El paisaje es alucinante como se ven las casitas en la vereda, me siento a compartir con algunos de los Cartagena, mientras pasa mama gallina a millón con sus polluelos, cuatro negros y cuatro monos... miramos a la otra colina, el destrabe es mirar como allá lejísimos, pasa un carro... aquí en la Sierra Nevada, no pasan casi carros, no pasa nada, y cuando pasan, es allá lejos, por el camino, tal vez la chiva o el camión que vienen de abajo... llenos de provisiones y humanos. Los cuatrimotos de la quinta que cuidará Lizardito, runrunean anunciando que la prole del patrón no está descansando, mientas acá los pequeñines Cartagena miran a la distancia, escuchan y sueñan... las ambiciones son diferentes, ojala no les dé por soñar con cuatrimotos, pues se traspollaría el ADN del mocoso por uno agreste y lleno de avaricia para querer comprar los días de otros. Esto me recuerda el chico en Minca que sueña con cadena de plata y carro mientras deja de vender bareta porque deja más vender polvo... espera un kilo y crece más cada vez que duerme, el culicagado ya casi me pasa en tamaño, pero su futuro, es extraño... sus ojos brillan pero en oscuro vacío, tiene la mirada de un pistolo... y pienso como en reversa, que sería bacano montar al cuatrimoto y subir a cerro Kennedy... que le he escuchado ya un resto de nombres, que cerro Kennedy, que el Washington, es como gringa la montañita esa... el chino quiere bajar al Campano mientras los pollos alrededor comen banano, o guineo como le dicen acá... a la mata de plátano le dicen guineo, todo es guineo... formas Samarias de entendimiento. Suena el viento mientras pasa y no se pone de acuerdo con el sonido de juegos electrónico del chino... Duval es todo un personaje de la Sierra, detrás de mí suena esa emisora soltando música de guasca bien caída, que si me tomara una de ron con un pirata de esos, tal vez me penetraría en sus venas mientras me enredaban con la primera Samaria que se me atravesara, que me la llevaría con solo llevar el cabello suelto jugando al viento, labios y pies que me dieran la sensación de una conexión femenina con la tierra... pero quien soy para analizar mujeres, si solo soy hombre y además soltero, soñador pa mas añadir y perdido entre mundos paralelos que parece que no funcionan bien en esta dimensión... entonces me cayo, mientras ahora el eco de un cuatrimoto llena los ecos, una gallina suelta un CROC que dice vengan-vengan a los pollillis y detrás de ella en sonata séptima a la once en coda a cada pío que repiten y replican el canto detrás de mamá... si, repetido es que nos gusta... me gusta que la mujer que me rosa la mano a propósito o la rodilla como sin querer queriendo, lo vuelva a hacer y me quedo pegado a ella mientras la mente sueña y viaja por entre mil oportunidades, miles de sueños entre las mil y una noches en cualquier burdel decente... me trae a la memoria las putas en Sunset Boulevard arriba de Beverly Hills... elegantes, otras eran las putas mexicanas en el Alameda Boulevard, abajo en mex-town de L.A.... hell y cielo de ningún color... todas putas al fin y al cabo, y yo me quedo con la mujer que le gusta rozarme la piel mientras pasa o está cerca de mí en el bus o en el camión a Santa Marta... sus disculpas para hacerlo se pasan por entre una sonrisa, pero si fuera yo el que lo hiciera, me estaría mirando con cara de revolver... la miro otra vez, pero no quiero familia, ni hijos, ni las complicaciones de preocuparme en llevar alimento a los pollilli... qué pena, parece que me desconecte y ahora solo tengo 8 mil barras y un resto de pinturas que feriar para continuar un viaje.



El Miércoles Santo se volvió largo... mañana será Jueves, me gusto la convivencia con los Cartagena, me gusta su apellido caribeño. Se fueron todos bien arreglados, y cuando se arreglan, se ven bien dentro de su humildad... se peinan y sonríen, su sonrisa es un adorno gratis y salen monte abajo... les tome fotos a los niños con la yegua, no la griega, mientras una gallina cacareaba anunciando nuevo huevo en la granja, y los loros silvestres alegaban arriba en los árboles, escogiendo en que rama dormir... el sol cae despacio a su propia velocidad, no lo espera nadie, la luna le guarda la distancia, por ahora, entonces se toma su tiempo. Cada uno de los Cartagena busca mis ojos penetrantes, y sonríen, me sacan una sonrisa, pero es como una mueca entre dientes que no desean mostrarse... me invitan a la quinta, pero como voy a ir, si está llena de gente... don Cartagena se la pilla y dice... por algo está en la cima de uno de los cerros de la Sierra, pa no ver gente de ciudad, a duras penas saluda a los campesinos y na mas... solo convivo con los Cartagena. Si Hesse se fue a los Alpes, yo escojo los Andes Caldenses o la Sierra de Santa Marta... no quiero comprar tierra, quiero alquilar o cambalachar un espacio pequeño en alguna finca, para conservar la libertad de subir y bajar lomas... me fascina la montaña más que el mar... es como ponerlo a uno a escoger entre pescado de mar y pizza... los dos me fascinan, el pescado por mi taita y la pizza por la mama... como son los genes de tenaces... no se puede ocultar uno ni de los microbios, pues salí loco como mi mama que a los dos años le dio meningitis, y solo Dios sabe porque la quiso viva... mujer ancestral dentro de un curso de sanidad mental increíble, una insanitud la tenaz bien clara cuando observa el vivir a su rededor de forma poética.

Cual fue el pirata errante que invento el apellido Cartagena... o lo traía del Mediterráneo... era el pirata Lukas, y mientras lo censaban en Montería, dijo soy Lukas de Cartagena. Es lo que me gusta de la imaginación, no se vara en ningún lugar y pa to’o encuentra solución. No me he ido, y ya extraño a esta familia... como nos acostumbramos de fácil los humanos. Me dejo embriagar del éxtasis de la vida que me regalan luego de oler varias flores de café... tienen un olor más penetrante que entra por diferente canal... el cabello gris de mi abuelo, olía a flores de café... que dirá su hija Amanda?

Otro atardecer, otras nubes, otros colores, otro paisaje, el mismo sol... y me gusta como dice Gali Galiano en el radio, cuando se bebe el recuerdo de la ingrata... como se disuelve su foto como el atardecer, para luego beberse el vino revuelto de recuerdos pero ebrio en olvidos... así me emborracho cada día al atardecer, y miro al árbol seco y no necesito na más... na más necesito Señor.

La hora de la gran prueba se acerca y casi todos seremos tentados, las concupiscencias nos arrastraran y de las bocas saldrán la porquería de los corazones... seguirán al líder por entre visiones ilusorias reflejadas entre pequeños cerebritos, y caerán pensando que logran al fin la tan anhelada y deseada bendición de prosperidad del mundo que ayuda a materializar sueños burbujeantes... pero, arriba en la Sierra Nevada, estaré observando el cataclismo colgado de una hamaca, comiendo moritas de monte, guineo y yuca y bañándome en el río Minca con todos estos humildes morochitos amigos.





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