Si fuera por mí, te cambiaria el aura y te llenaría
de colores, me dijo un negrito religioso: cómo puedo ayudar a enchufar el Reino
de Dios en ti?, miro con el ojo interno y veo sombras que se alejan caminando
hacia un centro de mucha luz... busco el vínculo, y es el de luz que debe haber
entre nosotros... y sigo con estas
reflexiones en la Sierra Nevada... me distraigo otra vez, me alejan de la vida
con los Cartagena, pero pues toca... pues si no las desprendo, se me inflan
adentro y explotan... es Semana Santa!
...Me imagino que como escribidor, me satisface ver a
mi rededor la riqueza de información y la inspiración que llega corriendo hacia
mi... es un viaje inspiracional y una experiencia cinematográfica vivir en la
SNSM. Hay momentos que me aleja de mi realidad, no de la real realidad, sino de
volver a Cali, de meterle mano al hospedaje de mochileros. Después de todo,
esta pobreza temporal tiene sus ambigüedades, de vez en cuando me consignan por
compras de pinturas... oh, una araña color café y diferente, como redondeada y
saltarina, se monta sobre el bluyin y me distrae...
Debe ser intenso tener familia, pienso... veo como
viven los niños donde estoy alojado, los niños son niños acá en casa de los
agregados o en casa de mi prima Luz Amparo en la high de Medellín… son como
elemento esencial a la familia… es compleja la cosa.
El musgo verde, peluchado y suave de una corteza
vieja de árbol degollado con la moto sierra enemiga dentro la pesebrera de
“Caponera”, adorna mi entorno, con la fotografía de una madre gallina que llega
con doce crías, run-runea mientras camina y la siguen dispersados la pequeña
tribu, encuentra un ripio de yuca que dejo Caponera, cambia el ritmo de los
sonidos y llueve veloz la tribu en manada junto a ella... el niño en su
travesura a propósito, derrama al piso todo un racimo de guineos por comerse
solo uno, me enseña que, -aunque me preocupa el bienestar de los bananos,
poniéndome en la tarea de recogerlos y tomándome el abuso de dejar que penetre
en mi un pensamiento adverso de molestia, aprendo, que la abundancia de la
tierra en este momento, no tiene límite, y negarme a ello pretendiendo lo
contrario, limita los grosores de la abundancia... los guineos que se golpean o
dañan ya tienen otro destino en el orden de esa vida... causa y efecto, es como
los árboles, que parece que nunca mueren:
si los asierran, no mueren
si los vuelven mueble... aun no
mueren
si en leña se transforman...
siguen vivos ¡!
si la ceniza los disipa entre el
viento
están humeantemente vivos
hasta su aserrín, es un colchón
vivo ¡!
Luego observo distraídamente el lado femenino de la
población, veo ojos grandes mirando, tiene 50 años, pienso... tiene 30 años,
pienso... tienen 15 años, sigo pensando... pareciera que el ingrediente femenil
que abunda sobre la tierra, observa a través de miles de diferentes ojos
grandes... y me es grato ver que mi soltería me da la libertad de sumergirme en
sus miradas curiosas por segundos, y ver que el brillo y las burbujas que
despiertan en mi sangre es el mismo, diría Miller... lo que me aguanta en
acercármeles, o es que o son unas ajenas, o demasiado chicas o muy maduras...
pero mi imaginación se deleita un rato hasta que la pongo en pausa, pa que deje
de distraerme de las otras cosas vitales que me regala la vida. La música de
las voces de los niños calla mientras comen, ya casi son las seis de la tarde,
las 18:00, y pienso que debería tener una grabadora en lugar de un lápiz; el
pensamiento lo detengo pa escribir y se me corta el río de ideas y las cosas
que me salían... me llamaron a comer esta vez al son del tambor.
Otro día, Miércoles santo... osas saber cosas de otros,
pero naturalmente no sabes na
piensas que los cantos que se escuchan son claros al
escuche
pero na... no sabes na,
subo un bulto de unos ochenta kilos loma arriba sobre
mi lomo, me saca la leche brutalmente, y cuando veo que logré algo al traerlo a
casa, veo que don Lisandro ya había subido uno de más de cien kilos de maíz y está
en camino subiendo otro... solo sé que na sé... es realmente dura la vida
campesina, pero es solo mi impresión, pues no se na... convivir con la familia
Cartagena por solo una semana me dejo un eco de sus días y mucho de sus
sabores... la responsabilidad del señor de la casa es admirable, termina sus
labores y veo como piensa en sus responsabilidades, en sus hijos, su mujer, su
hogar y todo a su rededor, piensa en lo
que tiene, lo ha construido clavo a clavo, mata a planta, machete a azadón,
guineo a mata de café, gallina a gato a perro a palomo, a su sudor regado por
todos lados, a sus escupitajos que sirven de abono a cada día de labores, a sus
meadas que penetran la tierra y la pululan de semillas de esperanza... y la
distancia entre uno y el otro anhelo es profundo o eterno, pues a veces veo que
sus deseos van más allá de cumplir la jornada diaria: de velar por los suyos,
de recibir el jornal y gastarlo con gusto en la mesada mensual, en traer maíz
pa las gallinas, en el pescado seco pa la Semana Santa, en cepillos de dientes
nuevos pa los niños, los chitos, mesada que alcanza pa ayudarle a comprar
bicicleta a su hijo por 130 lucas. Llega alegre compartiendo de toda la
experiencia de ir a la ciudad de compras, de la noche que vio la tele donde su
hija... y después de cenar pescado seco frito con yuca, da un “Gracias
a Dios ”, y el timbre de voz,
es el mismo de hace dos días, cuando había na y comían lo poco...